Como el Yin y el Yang

Dr. Jekyll y Mr. Hide

Todos llevamos un pequeño gran dictador, con o sin bigote, dentro de nosotros. Un fantoche… Una suerte de demonio.

Todos tenemos una mitad capaz de dar rienda suelta a las más bajas pasiones, los malos instintos, los más perversos sentimientos… Esa mitad de animal irracional que entronca con nuestros propios orígenes como especie y que puede hacer que nos comportemos peor que la peor de las bestias.

Todos albergamos, de forma más o menos recóndita, un ser cruel, egocéntrico, egoísta, insensible y falto de empatía que debe ser convenientemente subyugado. Todos, en mayor o menor medida, somos susceptibles de ser poseídos por más de un fantasma malvado procedente del pasado. Todos podemos caer en las garras de un espíritu maligno dispuesto a atormentarnos y adueñarse de nuestra voluntad, si nos descuidamos en demasía.

Todos somos como el Doctor Jekyll y Mr. Hyde a un mismo tiempo. Todos tenemos un alter ego siniestro que puede dejarnos en evidencia a las primeras de cambio. Un otro yo siempre presto a traicionarnos, que se nutre de los miedos, los complejos y la ignorancia… Un enemigo acérrimo de la solidaridad, el altruismo y, en definitiva, los valores gracias a los cuales la Humanidad, a pesar de los pesares, ha sobrevivido hasta la fecha.

Así es la dualidad de la naturaleza humana. Como el Yin y el Yang de las creencias orientales, pero en versión maniquea, renovada y adaptada.

Todos arrastramos con nosotros prejuicios inveterados y guardamos en los recovecos de nuestro interior dosis en exceso elevadas de mala leche. Algo más pernicioso que el más pernicioso de los virus.

Por eso las ideologías de corte fascista, retrógrado y xenófobo que apelan a los impulsos más primarios han gozado y gozan de predicamento entre una parte –lamentablemente bastante numerosa– de la ciudadanía; han tenido y tienen éxito, muy especialmente en épocas de crisis… Y por eso, también, se hace necesario que  nos exorcicemos, que nos vacunemos debidamente, que cultivemos nuestras mentes y nuestras almas con más y mejor educación, con más amor, tolerancia y respeto hacia nuestros semejantes… Nos va la vida en ello..

Punto y seguido.

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