EL SÉPTIMO SENTIDO
El amor es la búsqueda... Del espíritu el vital anhelo... Paciente desesperación de quien soñando suspira desvelos. Insaciable sed humana de conocimiento. Sensación única, suma de todas las sensaciones posibles, acaso el séptimo y menos común de los sentidos. No depende de dos seres inteligentes, sino de uno... ante el mundo entero. Nace de lo más íntimo de nuestra naturaleza ("¿libido narcisista?") ("¿instinto gregario?") | y entre la multitud crece en la soledumbre de nuestra individual anatomía: tronco, cabeza, extremidades, epidermis, hipodermis, huesos o esqueleto, carne y tejidos, venas, arterias, estómago, intestinos, riñones, hígado, nervios y… sobretodo, cerebro, sin olvidar, por supuesto, los órganos genitales, el aparato respiratorio y, cómo no, el corazón… | El dolor, la alegría, la risa, el llanto son parte de su alimento y el ritmo cardíaco, tal vez, la medida equívoca indescifrable de su inmaterial densidad. "Sangre, sudor y lágrimas", acertada expresión de un ilustre personaje histórico que por alguna razón me viene a la memoria. El amor no es otra cosa que el propósito infinito de tener conciencia de la vida y de todo lo que nos rodea... |
DESTINO
Entre la tierra y el cielo, el cielo y la tierra, entre el mar y la tierra, la tierra y el mar, entre el día y la noche, la noche y el día. Los sentimientos fluyen y las palabras… de aire se llenan, sobre las piedras bajo las estrellas, entre las nubes y el agua, el sol y la arena. Voces, sólo voces, no más que ruidos, unas veces, murmullos, otras. Los pensamientos se subliman, pero el verbo no se oye. Y la vida… ¿qué pasa con la vida? El amor por ti que estuvo ahí siempre crece, crece, y no muere… | Entre el calor y la oscuridad, la luz y el frío, el silencio auténtico, la muerte, tras de uno, la puerta que se cierra y no se abre, tu recuerdo a salvo del tiempo en el corazón de mi memoria queda. El principio y el fin, el ser y el no ser, entre la tierra y el cielo, el cielo y la tierra. El océano… Otra vez el océano… Naufragio. Surcando las olas sigo la estela que tú me dejas. Entre la tierra y el cielo, el cielo y la tierra, un puente coloreado se tiende; | la tormenta ya pasó, la divinidad por el pretil asoma, el diablo se ahuyenta. Calma. Paz. La más hermosa de tus caricias, el beso tuyo más anhelado. Luna. Ensueño. Entre la tierra y el cielo, el cielo y la tierra, la búsqueda. Sobre las piedras, bajo las estrellas, entre las nubes y el agua, el sol y la arena, el camino, hacia el mar eterno, donde vaga y se debate el alma mía que va al encuentro de la tuya. Destino. |
CREPÚSCULO
Púrpuras, sonrosados, amarillentos, grises y verdes los colores son de esta tarde que quisiera ser eterna y se resiste a acabarse bajo el blanco azul de un día que palidece. Garabatos de estelas surcan el aire, ningún destino hay escrito. Entre las nubes y entre la tierra mil y un senderos se abren camino. En la ciudad empiezan a brillar las luminarias de los hombres, en la bóveda del cielo, | los cuerpos celestes, y hacia allí yo miro, cual navegante en el océano, buscando la orientación que necesito para no perderme. Si disparate fuera creer en un plan divino, aún más disparatado sería no pensar ni haber pensado nunca en ello…. Los cantos de chicharras y de grillos, los ladridos de perro, los ecos de voces y de gritos, los rumores de civilización que se oyen a lo lejos, sonidos son del crepúsculo que en la lejanía | se enciende. Llega la hora en la que los anhelos del alma se desalman y callan los pájaros. Huele a silencio y la soledad se yergue: el precio de ser uno o la conciencia de ser único. Hablan por sí solos y para sí mis pasos y en su discurso me detengo. ¿Acaso siento más allá de lo que imagino? La noche está llegando… |
PERO EL ALMA QUEDA
De la vida la única esperanza es la muerte y de la muerte, la vida, no importa si no eterna, que la eternidad no es sino la nada misma… una existencia sin fin, un perecer por consumarse, quizá la peor sería de las agonías, un deambular sin rumbo ni destino. Un vagar entre la luz de la oscuridad y la oscuridad de la luz desde un comienzo sin fin hacia un fin sin comienzo, por el sendero del dolor, conclusión de todas las conclusiones y principio de todos los principios, el único posible | con una infinidad de direcciones y sentidos. Eso es vivir. Un viaje de ida, el del amor, hacia no se sabe dónde, y otro de vuelta, el del desamor, desde un lugar de fantasía hasta la cruda realidad, con el miedo como equipaje… El Miedo de morir… y no ser, el miedo de seguir vivo y ser… sin plenitud. El silencio del corazón, después de su último latido, la derrota del pensamiento y la huida de la conciencia después del último suspiro. | Un errar entre la oscuridad de la luz y la luz de la oscuridad desde un fin sin comienzo hacia un comienzo sin fin, por el camino de lo incierto. Un viaje sin ida ni vuelta. Eso es morirse. El miedo de vivir y ser, el miedo a estar muerto y no ser ni vacío… ¿Qué sería de la vida sin la muerte y de la muerte sin la vida? Un repetirse… Pero el alma queda… |